domingo, 24 de marzo de 2013

Los nazionalistas y Goebbels.


Estos últimos días hemos asistido a la indignación de cierto tipo de personas, producto de las desafortunadas declaraciones de Rodríguez Ibarra comparando a los independentistas con nazis.
Paradójicamente, estos indignadísimos suelen ser los mismos que se pasan el día insultando a todos los españoles (como bien puede comprobarse en internet), llamándonos cualquier cosa que les parezca oportuna: africanos en modo despectivo, antidemocráticos, inútiles, ladrones o analfabetos son típicos argumentos que utilizan en contra de nosotros y nuestros hijos, sin que eso les suponga algún tipo de conflicto moral o condena por parte de nadie. Por supuesto, ellos jamás practicarán la autocrítica cuando, por ejemplo, un historiador llamado Josep Fontana publica un artículo titulado “La deriva nazi del PP” en El Pariódico de Catalunya; como  tampoco lo hicieron cuando la presidenta de Òdium Cultural, Muriel Casals, afirmó que educar a los niños en un sistema bilingüe es propio de padres maltratadores. Eso sí, si Santiago Espot promueve el boicot a los productos españoles tienes unos cojones inmensos; y si el espinado mercenario Carod-Rovira rinde Cataluña al terrorismo etarra, lógicamente vanagloriándose que ETA deja de matar en Cataluña porque Cataluña no es España, es una especie de visionario del Next State In Europe que ganará el Premio Nobel de la Paz como mínimo dos años seguidos.
Aún así, Ibarra se equivocó. No debió ser tan exagerado, y sí centrarse algo más en lo concreto y realista. Obvio es que no hubiera despertado tantas críticas si sencillamente se hubiera limitado a decir que los independentistas son cercanos al fascismo, por ejemplo, en la estrategia de información que aplican, por no decir ya en el fomento del espíritu nacional independentista que fomentan, o en la concepción que del mismo sistema democrático basado en el Estado de Derecho que tienen.
Como muestra, un botón: Aquí van los 11 principios de la propaganda según Goebbels, que tan bien han ido implantando los independentistas durante estas últimas décadas en Cataluña (y me atrevo a decir que en Euskadi):
1.    Principio de simplificación y del enemigo único: Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
“España nos roba” o “la culpa de todo lo malo que pasa en Cataluña es de España” (o el eufemismo Madrid), son expresiones que todo buen pero que buen catalán tiene que expresar al menos una vez al día.  
2.    Principio del método de contagio: Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
Tanto da de quién provenga la opinión si no gusta a los independentistas. Puede expresarla un socialista, un popular, un catalán o una persona del resto de España, un profesional muy cualificado o poco, que si no gusta a los independentistas automáticamente se etiqueta como la opinión de un vulgar españolista opresor del pueblo de Cataluña.
3.    Principio de la transposición: Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
Cataluña está mal gestionada por culpa de España; cuando se detiene a un corrupto independentista no se está deteniendo a un corrupto independentista sino al pueblo de Cataluña. ¡Uffff…!
4.    Principio de la exageración y desfiguración: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Si una persona mal formada aparece en algún medio diciendo cosas negativas sobre Cataluña, automáticamente todos los españoles piensan lo mismo o incluso cosas peores. Si esa misma persona apareciera alabando el independentismo, sería un ejemplo de demócrata. Uno de esos pocos españoles que valen la pena.
5.    Principio de la vulgarización: Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
En primer lugar sólo hay que decir que el líder espiritual de los independentistas es Junqueras. Si esto no es adaptar los conceptos al menos inteligente de los individuos, como dirían los intelectuales independentistas, que baje Messi y lo vea.
Vamos al tema de las balanzas fiscales. La propia Generalitat ha publicado varias balanzas fiscales calculadas con metodologías diferentes. Pero, ¿a quién importa eso? Los independentistas sólo publicitan las únicas que les favorecen, sin explicar siquiera la metodología empleada, es decir, qué significan. ¡Qué más da si van dirigidas a tontos útiles que repetirán como loritos que con la indepe seremos la Holanda del sur, o esa Massachusetts del Mediterráneo con el nivel educativo de Finlandia. Ostres, fins i tot em sembla que començo a escoltar el acords del Vilorai!
6.    Principio de orquestación: La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".
“España nos roba”, “España es antidemocrática”, “expolio fiscal”, “los españoles son quillos; poco inteligentes y mal formados”, “Cataluña mira a Europa y España a América”, y todo ese tipo de chorradas.
Por supuesto, los independentistas son todo lo contrario: ellos son seres superiores.
7.    Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
El punto se entiende por sí mismo, pero yo diría que el ejemplo son las tonterías que Homs vomita cada vez que da rueda de prensa. No es el único vocero, eso lo sabemos, otros incluso peores tienen esta misma función siempre con tal de que no se hable de corrupción, paro, recortes sociales, y sobre todo de la inutilidad que demuestran alguno a la hora de gobernar.
8.    Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.
Aquí entra en juego la llamada “sociedad civil”, que yo definiría como S.C.P., es decir, Sociedad Civil Particular (del independentismo), pues todos sabemos que son los mismos perros con distinto collar. Eso sí, siempre obedientes perritos dispuestos a obedecer lo que obligue el amo a cambio de una suculenta subvención.
Indistintamente, este grupo lo incluyen partidos políticos, sindicatos, colectivos profesionales, medios de comunicación, clubs deportivos, actores, algún que otro economista de esperpéntica chaqueta o pelos, profesores, supuestos historiadores, y ese largo etcétera que desgraciadamente conocemos.
9.    Principio de la silenciación: Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
Queda claro que en Cataluña hay cientos de medios de comunicación: diarios, radios, televisiones (me refiero a todo el territorio, incluyendo cosas provinciales, comarcales, locales y todo eso), que para nada son necesarios, pero que se encargan de mantener vivo la conversación que el amo quiere mantener, o que diluyen la que el amo no quiere mantener.
TV3 emitirá las veces que se consideren oportunas esos programas defendiendo las tesis independentistas, pero jamás emitirá un programa con los argumentos de los no independentistas. ¿Lo duda alguien?
10. Principio de la transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Los independentistas son primitivos, y ya sabemos que los colegios catalanes aon una máquina de adoctrinamiento: 1714 fue una guerra de independencia; Cataluña no tiene nada que ver con el resto de España; si no fuera por Cataluña, los españoles se morirían de hambre; son ellos los que odian, no nosotros.
11. Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.
De esto básicamente se encarga la encuesta CEO. Eso sí, con la inestimable colaboración de los siempre solícitos medios de comunicación subvencionados por el régimen.