Desde que el pasado 25 de noviembre se celebraran las
X Elecciones al Parlamento de Cataluña, se han venido sucediendo diversos
análisis sobre los resultados. Y ciertamente, hay que reconocer que se antoja
difícil el análisis.
Por una vez, casi estoy de acuerdo en eso típico que
se dice de que han ganado todos, aunque también parece claro que en ese todos
no podemos incluir ni a CiU ni a PSC en lo que respecta al número de votos.
Los que somos catalanes sabemos que en el místico ideario
independentista figuraba la inamovible idea de que cuando CiU se hiciera
independentista iba a arrasar en las elecciones. Sin embargo, CiU se ha hecho
independentista y ha obtenido casi los peores resultados de su historia. Siempre
quedará la excusa de decir que el resultado obtenido es en realidad el reflejo
de su desgraciada gestión económica, y general, al frente de la
Generalitat. Pero no sé qué es peor.
Lo que sí se repite en Cataluña es el casi axioma que
dice que si CiU baja ERC sube, y viceversa. Esto es así porque en ciertas zonas
de Cataluña, que podríamos definir como la “Cataluña profunda” (y no sólo por
su ideología sino también porque se da sobre todo en la llamada Cataluña
interior), aunque se presentan numerosos partidos políticos a las elecciones,
casi de facto se da un sistema bipartidista entre CiU y ERC. Por tanto, cuando
uno baja el otro sube y casi en exacta proporción de escaños.
Parece que también se ha producido un cierto giro
hacia la izquierda, ya que la subida de ERC, ICV, C’s y las CUP, compensa sobradamente
la caída del PSC, que aún así sigue siendo la segunda fuerza más votada en
número de votos, aunque la tercera en número de representantes. En cambio, el
PPC no compensa la caída de CiU, aunque sea un partido que siga con su línea, que
podríamos definir como de “sin prisa pero sin pausa”, de consolidación en
Cataluña, y no es descartable que en un futuro aumente su masa social por el
posible descontento que pueda tener cierto perfil de votante de CiU por su
pacto de gobernabilidad con ERC, y su apuesta inequívocamente antidialogante
con el gobierno central. Quizá, lo que más sorprende del PPC es que aún
ostentando el Gobierno del Estado en esta época de recortes, no pierde apoyos e
incluso consigue 84.131 votos más.
Por último, queda el GRAN TEMA: ¿Han ganado los
independentistas o los no independentistas? Y aquí es donde el análisis se
complica. Ellos dicen que sí, nosotros decimos que no tanto como esperaban,
teniendo en cuenta que esperaban mayoría absoluta de CiU y ERC pisándole los
talones.
Si consideramos los partidos que se autodefinen
inequívocamente como independentistas, tenemos que han obtenido 24
representantes (21 de ERC + 3 de las CUP). Es más que lo que sumaban en la
anterior legislatura entre ERC y SI, pero tampoco parece un tsunami.
Por su parte, los partidos no independentistas se han
quedado más o menos como estaban, y ahora suman 48 representantes entre PSC,
C’s y PPC, doblando así a los inequívocamente independentistas.
El problema, claro, lo tenemos si empleamos el
término “soberanista”, ya que aún no tenemos demasiado claro qué significa ese
término. ¿Acaso ahora no somos soberanos para escoger democráticamente? Ah, pues
entonces Artur Mas es un President escogido antidemocráticamente.
Los independentistas dicen que un soberanista es un independentista,
pero ¿entonces por qué no se definen como independentistas y se dejan de
eufemismos?
Qué no, qué tampoco es eso: Un soberanista es una
persona que está a favor del llamado “derecho a decidir”, lo que en realidad
debería llamarse ”decididista” o algo así. ¿Pero a decidir qué? ¿Todo, o sólo si queremos ser
independientes? Yo, por ejemplo, estoy de acuerdo a que al pueblo se le consulte
sobre temas especialmente colectivos, pero sin embargo votaría que no en una
consulta independentista. ¿Eso me convierte en antisoberanista? Por otro lado, ¿habéis
oído a algún independentista decir que quiere el derecho a decidir para otra
cosa que no sea para convocar sucesivas consultas de independencia hasta que
finalmente consigan ganar una? Creo que esa no es exactamente la idea que
tienen ICV o el PSC del derecho a decidir. ¿Si quiero un estado federal no soy
soberanista? ¿Si quiero permanecer como CC.AA. no soy soberanista?
En fin, está claro que el tema del soberanismo da
para un artículo en sí mismo, y que es un concepto que aún se tiene que pulir
bastante.
Mientras eso sucede, vamos a la actualidad: ¿Es
posible la gobernabilidad de Cataluña con la distribución del actual Parlament?
Sinceramente, se me antoja difícil. Quizá un año, dos tirando a largo y si la
recuperación económica empieza a materializarse. Si no es así, ¿qué
explicaciones darán ERC y CiU a sus votantes, y al resto de catalanes?
¿Tendremos un gobierno de derechas que aplica políticas económicas de
izquierda? ¿Tendremos una ERC aceptando la aplicación de políticas económicas
de derechas, mientras salva constantemente a CiU de las comisiones de
investigación por casos de corrupción? ¿O tendremos un gobierno que no hará ni
política de izquierda ni de derecha ni de centro, que tapará toda la
corrupción, y que se dedicará a lloriquear constantemente con eso de que la culpa
de todo la tiene Madrid? Yo creo que sin duda tendremos ésta última, pero de
todas formas no será suficiente para formar un gobierno que dure
cuatro años. Es sólo una opinión, pero para ilustrarlo se me
ocurren un par de ejemplos de pacto entre la izquierda y la derecha para formar
gobierno (seguro que hay más), y ambos en Euskadi:
- Pacto PNV + marcas
blancas de la izquierda abertzale, que acabó con la consabida e histórica cesión
del gobierno por parte del PNV.
- Pacto PSE + PPC,
que aunque consiguieron el objetivo de acabar con la violencia y pacificar
Euskadi que les había llevado al pacto, acabó igualmente castigado en las
urnas.
¿Se convertirá Cataluña en el próximo territorio
ingobernable?