domingo, 20 de mayo de 2018

La implícita xenofobia secesionista

El pasado 17 de mayo de 2018, Quim Torra tomaba posesión como nuevo president de la Generalitat entre la polémica que han suscitado sus casi 500 escritos con referencias xenófobas hacía los españoles, y una buena cantidad de vídeos de las mismas características, por no citar ya las diferentes acciones en las que ha intervenido.

Sorprende más que la gente se sorprenda por las opiniones xenófobas y fascistas de Quim Torra que las opiniones en sí, pues Torra no ha inventado absolutamente nada sino que solo es un heredero de la tradición ideológica del catalanismo / secesionismo desde sus orígenes, y ahí están los diversos ejemplos como Prat de la Riba, germans Badia, Agustí Cardona, y tantos otros.

Tal vez, lo que haya sorprendido es que el secesionismo haya puesto de nuevo su endógeno fascimo xenófobo en el centro del debate político, precisamente en estos momentos en los que para intentar ensanchar la base social habían intentado disimularla aceptando que los de la raza norteafricana e inferior se sintieran algo catalanes siempre y cuando obedecieran como perros las ordenes de los seres superiores con estelada, participando en sus manifestaciones, acosando a los demás, y sobre todo dándoles el voto que les permita consumar sus objetivos de ruptura con España. Por supuesto, todo esto es un señuelo, un vulgar engaño: solo hace falta echar un vistazo a los apellidos de los altos cargos de la Generalitat para darse cuenta que los de la raza propia lo acaparan casi todos aunque los apellidos de los que tienen defectos en el ADN sean mayoría aplastante en la calle. Es precisamente por esta razón que a estos colaboracionistas con los de la inteligencia superdotada se les llama tontos útiles, pues en realidad nunca podrán tener ideas propias, ni hacer críticas, ni nada, sino que siempre serán simples mascotas.

Luego ya, por supuesto, están a los que no se les considera ni dignos de vivir en las posesiones territoriales de la raza estelada, que serían los votantes de PP y C’s, y en menor medida, dependiendo del día, los del PSC y los comuns (Podemos y sus marcas). Estas hienas son tan despreciables que si no aceptan el poder absolutista de los arios simplemente se les recomienda que se vayan de Cataluña, como suele hacer habitualmente toda una expresidenta del Parlament.