jueves, 12 de marzo de 2015

Respuesta a los comentarios anónimos de la entrada El síndrome Rahola y los 'ismos'

(Esta entrada, como su título indica, es la respuesta a los comentarios recibidos en la entrada El síndrome Rahola y los ‘ismos’, ya que como Blogger sólo permite hacer comentarios de un máximo de 4.096 caracteres, publicarla de esta forma es la única solución factible que he encontrado para responder.

Posteriormente, la parte que hace referencia a XSiM será publicada como la entrada El progresivo enraholamiento de XSiM -como anticipo al final-, con mínimas alteraciones de estilo en el texto, pero ampliando  el número de enlaces que hacen referencia al enraholamiento del citado.)



Lo primero que me gustaría es pedirte disculpas por no contestar antes. La verdad es que no es que no quiera, simplemente no tengo configurado ningún sistema de alerta que me avise de los comentarios, y yo personalmente no estoy demasiado pendiente del blog.
Mi forma de proceder es simple, y la siguiente: normalmente reflexiono sobre temas que me interesan, que escribo y publico en el blog siguiendo mi propio criterio. Por lo general, o al menos así ha sido hasta ahora, no vuelvo a entrar en él hasta que tengo la intención de publicar una nueva entrada, y entre una cosa y otra puede pasar mucho tiempo. En el caso de las primeras entradas ha pasado incluso más de un año, y es por eso básicamente por lo que en esta ocasión he querido dar una explicación más extensa, ya que realmente tampoco me siento demasiado obligado a justificar mi forma de proceder con mi blog.
Sólo quiero añadir que mi intención es ir mejorando estos aspectos por deferencia a quien pueda tomarse la molestia de leer lo que escribo y hacer algún comentario al respecto. Ya han sido varias las veces que me he dicho que debería estar más pendiente, pero por suerte o por desgracia soy una persona bastante ocupada y lo voy dejando, lo voy dejando, y al final me encuentro con estas sorpresas en forma de comentario.
Por lo demás, sólo dejar claro que no censuro ningún comentario, sea del tipo que sea, y que todos se publican automáticamente. Como se puede comprobar, no tengo demasiados y algunos fueron hechos bastante tiempo después de publicada la entrada, cosa que ha contribuido involuntariamente a mi desidia a la hora de controlar los contenidos.
Lo que sí hago es tuitear a menudo, ya que todos los días suelo leer los medios digitales, y una vez localizadas las noticias que considero interesantes no me ocupa demasiado tiempo tuitearlas, cosa que además puede hacerse con relativa facilidad desde diversos dispositivos, a cualquier hora del día, y casi desde cualquier lugar.

En fin, una vez hecha esta pequeña aclaración, vayamos al tema que nos ocupa:

La entrada Rahola y los ‘ismos’, aunque seguramente mal explicado, trata de la gente que queda sometida a una ideología, a una forma de pensar, hasta el punto de acabar resultando personas algo ridículas.
De entre los citados, quizá yo hubiera dicho que desentonaba más Barberà, a priori el menos histriónico. Pero como casi todo en esta vida, la cosa del sometimiento al ‘ismo’ tiene sus grados, por eso he dicho a priori, porque se trata de algo degenerativo y parece que Barberà decidió hace algún tiempo tomar la senda que le acabará conduciendo a la disolución de su personalidad en el servilismo a una ideología.
Sea como sea, sólo se trata de ejemplos que se pueden cambiar por otros que te gusten más, como los políticos Tardà o Espot, las monjas independentistas, historiadores como Cucurull, algún juez constituyente, o ese largo etcétera que conforma el listado.

Si nos centramos más concretamente en Rahola y Sala i Martín, no se trata de una comparación de currículum, actividades o capacidades, si no más bien es como decir que el azul y el rojo son colores.
De todas formas, y aunque no pretendo hacer un monográfico sobre Sala i Martín, una comparación más minuciosa entre ellos tampoco me parece descabellada. Al fin y al cabo ha sido el propio Sala i Martín quien ha decidido voluntariamente convertirse en una especie de Rahola de la economía, exhibiéndose en numerosos medios de radio, prensa y televisión. No entraré a discutir que sea buen profesor explicando qué es el IPC en Columbia o en la sobremesa; pero cuando se pone a hablar de España se le ve el plumero. Tanto es así, que si por sus predicciones fuera el gobierno de España habría durado dos años, España estaría expulsada de la UE y del euro, tendríamos corralito, bancarrota total, y de milagro no nos ha bombardeado la OTAN por el tema Cataluña. Me refiero al resto de España, claro; porque a los catalanes automáticamente nos hubieran aceptado en la UE, en el euro… bueno, de hecho Cataluña es posible sin el euro pero el euro no es posible sin Cataluña, porque nosotros igualmente siempre podríamos ser la Suiza del mediterráneo, la Noruega con sol, o el Kosovo de al fondo a la derecha, según vosotros.
Queda claro pues que en numerosas ocasiones el señor XSiM ha intentado difundir una imagen apocalíptica de España con la clara intención de favorecer al independentismo. La cosa no es nueva, pero las patologías se agudizan en épocas de estrés, y en estos últimos años el independentismo ha estado sumido en un estado de euforia colectiva tal, que ni los holandeses especulando con cepas de tulipanes en el siglo XVII.
El punto de partida, por fijar alguno significativo, lo podríamos situar cuando mantuvo la polémica con Ernest Lluch sobre el alcance monetario de lo que los independentistas llaman déficit fiscal. Lluch defendía que para hacer un cálculo que reflejara mejor la realidad se debía tener en cuenta la balanza comercial con el resto de España, muy favorable antes y ahora a Cataluña; Sala i Martín, por el contrario, defendía que las compras y las ventas son voluntarias y el déficit fiscal no, y que por tanto no debían tenerse en cuenta los flujos comerciales. Pero lo cierto es que tampoco hace falta ser el eterno candidato a premio Nobel, según los delirios de grandeza de los propios independentistas, para darse cuenta de que el hecho de que los movimientos comerciales dentro de un país sean o no voluntarios no implica que dejen de generar movimientos fiscales dentro del citado país. Es evidente que una empresa catalana, o que esté instalada en Cataluña, si vende un producto por ejemplo en Albacete, luego liquidará el IVA -y la parte proporcional del impuesto sobre beneficios de esa venta, etc.-, en Cataluña, aunque el pago no lo haya realizado un catalán ni se haya producido en Cataluña. Si, por el contrario, el intercambio es con un país extranjero, aunque sea de la UE, esto no es necesariamente así.
Tampoco se entiende demasiado bien el argumento ese de que el producto catalán es muy bueno y competitivo, y que por eso se compra voluntariamente en el resto de España. ¿Entonces por qué Cataluña no genera el mismo nivel de ventas en Francia, con la que también limita y que es un mercado más grande que el español? La respuesta es básicamente porque la compra no es tan voluntaria como se quiere dar a entender, ni el mercado se comporta igual en un país que en otro. Tiempo atrás, podemos remontarnos años o siglos, la cosa era aún menos voluntaria. Hemos tenido dictaduras, proteccionismo, autarquía y de más, y en esas situaciones siempre se ha intentado incentivar el desarrollo industrial de Cataluña en detrimento de otras zonas a las que se ha forzado a ser consumidoras de esos productos.
Luego está el tema de la metodología, que las cifras son estimaciones, o que se incluyan conceptos discutibles. Gente tan moderada como la Paluzie, que también trabajó en la elaboración de las balanzas, dirán que no, que los cálculos se corresponden con los criterios internacionales aceptados, pero a mi me gustaría saber a qué criterios se refieren exactamente porque las balanzas fiscales entre ‘regiones’ de un mismo país no se publican en ningún sitio.
Ahí te dejo el texto de Sala i Martín en respuesta a Ernest Lluch. Llama la atención que a un señalado por ETA se le tenga la tan poca camaradería como para definirlo como ‘subinspector de la policía nacional’. Supongo que eso forma parte de la forma de entender el concepto de buen profesional entre los independentistas; o eso o que, como por desgracia sabemos en este país, hubo un tiempo en el que unos apuntaban y otros disparaban.
Lo que parece claro es que, a tenor del repaso que le dio Borrell en El País, con la independencia Cataluña no va a tener 16.000 millones de euros más al año. Recordemos que este es uno de los argumentos más empleados por los independentistas para tratar de despertar las más bajas pasiones de la gente, dando a entender que con esos millones la crisis no hubiera existido en Cataluña aunque siguiera galopando por el resto del universo.
Alguno dirá que lo del repaso es subjetivo, pero es el propio Sala i Martín quien desarmado de mejores argumento tiene que ocurrir a la creativa ocurrencia de afirmar que el importe del déficit es como una Visa. ¿Q cojones significa eso? A saber; quizá en su época en el Barça se acostumbró a utilizar la Visa de un modo peculiar, como otros han hecho con las black, porque el resto de mortales tenemos claro que lo que se compra con Visa hay que pagarlo, es decir, que en ese aspecto estaríamos igual que siendo España.
Sorprende, de todas formas, que si uno de los argumentos para independizarse es la deuda que le corresponde pagar a Cataluña, luego nos vengan con eso de que una vez independizados podríamos no pagarla. ¿Esto qué es, una independencia o un sinpa? No sé, pero creo que hay que ser un poco más serio cuando se tratan ciertos temas.
Finalmente, respecto a lo de que el posible déficit fiscal no es voluntario, es discutible en el sentido de que el sistema de financiación autonómico está pactado con las fuerzas políticas escogidas democráticamente por los catalanes, que supongo que en el momento en el que llegaron al acuerdo con el Estado también se sentían tan soberanas como dicen ser.

Pasemos ahora a lo que pasaría después de una hipotética independencia de Cataluña, cuestión sobre la que también pueden hacerse ciertas apreciaciones.
En primer lugar, no entiendo muy bien por qué es un neoliberal como Sala i Martín quien defiende que con la independencia el estado social va a ser mejor que ahora, cuando las aspiraciones de esta corriente económica es precisamente dejar el estado social en la mínima expresión, es decir, extinto en la práctica. Aunque claro, aún se entiende menos que esos que van por la vida de izquierdistas revolucionarios libertarios los hayan asumido con fe ciega. En fin, así son los independentistas.
¿Las pensiones? Garantizadas, por supuesto.
Supongo que para afirmar este tipo de cosas nos basamos en los datos actuales, los únicos de cierto rigor, pero estos datos indican que Cataluña ya es deficitaria con el resto del Estado, y de hecho existe una creciente preocupación por el envejecimiento de la población catalana. Se podría contraargumentar que las pensiones de la posible Cataluña independiente no se financiarán de la misma forma que se financian ahora en España, pero entonces estaría bien que nos explicarán cuál va a ser esa fórmula mágica que las va a garantizar, y si ello va a suponer un aumento de las cotizaciones o de cualquier otro tipo de impuesto.
Ya sabemos que al final el argumento para este tipo de dudas será siempre recurrir a los famosos 16.000 millones, con los que se pretenden amortiguar una posible contracción en el comercio, en las finanzas, o cualquier otro tipo de inconveniente que se pueda producir tras la independencia. Pero como ese es un tema ya comentado antes, y los 16.000 millones no van a aparecer por ningún sitio, parece claro que los mismos economistas independentistas han asumido que el tema de permanecer en la UE se convierte en una cuestión de vital importancia, pues permaneciendo se suavizaría el posible hundimiento del comercio con el resto del Estado, que es el mercado más importante para Cataluña con diferencia, y con el resto de la UE, que es el siguiente mercado en importancia.
XSiM también lo debe entender así, y no lo digo porque sea adivino sino porque de otra forma se hace difícil entender su verdulera reacción ante Durao Barroso, en Davos.
¿Qué podemos hacer, entonces, si finalmente parece claro que quedamos fuera de la UE? Pues sencillo, tener una nueva ocurrencia que consiste en asegurar que en última instancia tanto da, porque rabia rabiña nos convertiremos en Suiza. Se ve que será algo así como la canción aquella de ‘hago chas y aparezco a tu lado’, porque los motivos para conseguirlo no quedan demasiado claros.
Lo de la fijación del independentismo con Suiza es algo digno de estudio. Seguramente  quieren enlazar en un solo concepto eso de que hacen un referéndum cuando les sale de las narices, y para lo que les sale de las narices, cosa que tampoco es cierta, con el hecho que sea un país rico. Pero a mi me parece poco inteligente apelar a ese ejemplo, no sólo por la automática asociación con los casos de corrupción sino también porque Suiza es un país poco comprometido y que, por tanto, a lo largo de su historia ha ido desarrollando una considerable impermeabilidad a la moralidad básica, lo que le ha permitido convertirse sin demasiados problemas en el banco mundial de los traficantes de armas, drogas, proxenetas, corrupción, dictadores, y todo aquel que quiera mantener en el anonimato la titularidad del dinero. ¿No soy justo? Vale, reconozco que también hacen relojes y otras cosas, sí; pero la riqueza les viene de lo otro, y no sé si los catalanes estamos dispuestos a convertirnos en eso, pero, en caso de que así fuera, habría que seguir teniendo en cuenta que la economía de Suiza no se ha creado en un día y que es el producto de una historia muy concreta y diferenciada de la nuestra.
Ya sé, Cataluña puede ser como Suiza porque los catalanes no somos tontos o inferiores a los suizos. Vale, muy nacionalista pero como argumento parece una tontería de dimensiones considerables, entre otras cosas porque implica que en el resto del mundo sí deben ser tontitos ya que no son Suiza. Puestos a hacer este tipo de populismo, yo le diría a Sala i Martín que otra posible forma de converger con los suizos, y que no pasa por la independencia, es que sus amigos no se lleven el dinero allí. Con esto conseguiríamos que los suizos no se hicieran cada vez más ricos y nosotros cada vez más pobres, es decir, conseguiríamos que la renta media de los catalanes aumentara aproximándose a la de los suizos.
En fin, no nos pongamos nerviosos porque este hombre tiene soluciones para todo.
¿Qué hacer si lo que quede de España no quiere reconocernos tras una Declaración Unilateral de Independencia? Pues muy sencillo, se les cortan las carreteras y las autopistas, y ya jamás un producto español, ni un español, podrá salir de la península para ir a Europa, ni un europeo podrá pasar del Ebro.
Aquí casi podríamos incluir una risa final de malvado saliendo de la garganta profunda de un endiosado Sala i Martín, con chaqueta rosa fluorescente. O eso, o que alguien le explique a este señor que desde 1.714 se han inventado otros medios de transporte, y que también existen otros pasos fronterizos entre España y Europa que no pasan por Cataluña. Pero tanto da, lo que llama más la atención es la pataleta infantil que supone afirmar algo así. ¿O es que acaso alguien en su sano juicio puede pensar que dificultar o negar el transporte de personas y mercancías entre dos territorios de la UE no va a tener consecuencias para la hipotética Cataluña independiente? Y otra cosa a tener en cuenta: ¿cuánto pasarían a costar las autopistas catalanas sin ese tráfico que las financia en gran medida?

Ya para acabar, hacer mención de algunas otras veces en las que Sala i Martín ha quedado dominado por su ‘ismo’  y se le han escapado ciertas inexactitudes (por no decir descaradas mentiras) y exabruptos, con la clara intencionalidad de perjudicar a España y favorecer al independentismo:
Por ejemplo, podíamos citar cuando afirmó que los intereses del FLA eran del 5,8% cuando en ese momento eran del 1%, y actualmente del 0%, y una vez descubierto recurrió de nuevo a un pueril argumento como es que ese dinero ya era de los catalanes, que más o menos sería como exigirle a un banquero que nos conceda el préstamo sin intereses porque a lo largo de la vida voy a ganar suficiente para devolverlo y, por tanto, el dinero ya es mío.
O las veces que ha tratado a los españoles de ‘cazurros’ o ha comparado a una simple niña que ni pincha ni corta, como es la Infanta Leonor, con la niña del exorcista, producto de su aversión a lo que pueda representar para España.
O sus habituales maleducadas respuestas en Twitter a quienes no se sometan a sus visionarias predicciones, entre las que dejo este ejemplo con el emprendedor Martín Varsavsky.

Bueno, eso es todo para resumir. Supongo que ahora querrás acogerte a algún detallito, o algo así, para decir que todo es erróneo y que todo me lo he inventado yo. Bueno, será un poco aburrido, pero típico de independentistas.
Por cierto, como al final sí que me ha salido una especie de monográfico sobre XSiM, creo que es de recibo publicar esto como una entrada independiente.

Antes de empezar a escribir no tenía pensado ningún título, pero estaría bien que fuera algo con cierta relación con esta entrada y la respuesta. A ver qué te parece éste que se me acaba de ocurrir: El progresivo enraholamiento de XSiM. Estoy abierto a sugerencias.

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