Si le comentas a uno de esos
que tienen la estelada colgada en el balcón que los independentistas son
corruptos, básicamente te responderán hablándote de la corrupción en Valencia o
Madrid, es decir, con esa especie de ‘y tú más’, como si uno tuviera algo que
ver con la corrupción de esos lugares, pero, en cualquier caso, con la
pretensión de hacernos creer que la existencia de corrupción en otras partes
exculpa a la propia. Si no te salen con eso, sencillamente lo negarán; pero siempre
dejando constancia de que si los independentistas son corruptos lo serán por ‘influencia’
española, y que en una Cataluña independiente no habría corrupción.
No cabe duda de que el
recurso a la ‘influencia’ española lleva implícito algo de la pulsión xenófoba
que todos intuimos inherente al independentismo, y sin duda lleva mucho de antiespañolismo.
Es aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no querer ver la viga en el propio;
algo bastante contradictorio con los propios delirios ideológicos independentistas,
pues la zona más corrupta de esta corruptísima España es la que ellos mismos
reivindican como Països Catalans. Cualquiera
puede echar un vistazo al listado de imputados en estos sitios para darse
cuenta de que parecen tener un origen bien catalán. Oh claro, es que esos no
son catalanes sino colonos; por descontado, el territorio sí que es catalán
pero las personas que llevan viviendo allí desde que existe el territorio, no. De
nuevo, la xenofobia como único argumento.
Y digo yo, ¿no sería más
fácil admitir directamente que el catalán en general, y el independentista en
particular, también puede ser corrupto? Pues se ve que no, y por eso, porque
como independentistas tienen mala conciencia, para responder a eso tienen bien
preparado el ‘y tú más’ que mencionaba al principio, ese consuelo de tontos que
les sirve de justificación para que nada cambie y puedan seguir mamándola.
Pues bien, ya que algunos
van a seguir recurriendo a las comparaciones, analicemos una de las grandes
diferencias que se dan entre la corrupción del resto de España y Cataluña:
En el resto de España la
corrupción parece ser de tipo ‘estructural’, en el sentido de que la estructura
del sistema la permite. Cuando disminuyen los controles sobre la corrupción,
ésta aumenta. Suele pasar en los países civilizados, de ahí la importancia de
la creación de organismos independientes (o no dependientes del propio poder
político), para que la controlen.
En Cataluña, en cambio, el
fenómeno de la corrupción parece ser más bien de tipo cultural; igual de
cultural como se dice que es la mafia en Sicilia, territorio, por cierto, conquistado
exclusivamente por catalanes según el propio ideario independentista. Lo cual
nos lleva a una especie de cuadratura perfecta del círculo. Todo queda en casa.
Y es que en Cataluña nadie
se sorprendió cuando Maragall pronunció la famosa frase del 3% en el Parlament; de hecho, la mayor sorpresa fue
que solo se tratara de un 3%, indicativo más que alarmante de hasta qué punto
tenemos interiorizada (culturalmente) la corrupción.
A todo se acostumbra uno, y
por eso tampoco quedan ya catalanes que se escandalicen si al frente de la
Oficina Antifraude de la Generalitat se colocan a personas relacionadas con
casos de corrupción, por no citar ya el arribismo y enchufismo generalizados. Vivimos
en la Costra Nostra profunda.
Aún hay otra muestra más clara
de la asimilación cultural de la corrupción en Cataluña, y es que mientras en
la Comunidad Valenciana, ese territorio catalán pero plagado de colonos, ya no
gobierna el PP porque la gente colona que vota ha visto claro que este partido debía
pasar una temporada en la nevera (como mínimo, hasta que haga limpieza), en esta
Cataluña plagada de no colonos, digo yo que estará entonces repleta de
indígenas o autóctonos, o como prefieran definirse, Convergència sigue acaparando el poder en decenas de
administraciones (ayuntamientos, diputaciones, organismos públicos,
Generalitat, etc.), y lo hace gracias a los partidos independentistas supuestamente
de izquierda, como son ERC y la CUP.
Debemos suponer entonces que
estos partidos de la cultura patriótica consideran que la corrupción, y más
concretamente la corrupción de la derecha, no es corrupción ni relevante, si la
llevan a cabo ‘sus’ auténticos catalanes.
Y en el fondo, esa es la cuestión:
si la corrupción no es un hecho relevante para la política, y lo que importa es
el grado de ‘catalanidad’ de los corruptos que la llevan a cabo, solo puede deberse
a que se la considere como algo cultural e inevitable, desde luego no como algo
político y que afecta a la política; y quizá la muestra más tristemente clara
de esto sea que los votantes aceptan la situación como tal.
La indepe Talegón señalada como espía.
ResponderEliminarHablando de espías. Hay quien señala a los progres de Diario 16 y una tal Talegón. Me encontré esto circulando por la red.
Victor Arrogante es colaborador en un diario de extrema izquierda, el Diario16 digital, el panfleto que ha usurpado el nombre del diario genuino que lo llevaba.
Lo compró Manuel Domínguez Moreno, la inmobiliaria Marta Ormaechea Cobeaga y sus hermanas hicieron el resto y los periodistas María José Pintor Sánchez-Ocaña y Beatriz Talegón Ramos se colocaron al frente.
Ya sabemos para quien trabaja Talegón, por eso lo mismo está en OK diario que con PUIGDEMONT. DATOS QUE LUEGO VAN A PARAR AL LUGAR QUE YA SE SABE.
Diario 16 es un panfleto malo en el que Manuel Domínguez Moreno saca sus paranoias sobre el Banco Popuñar y Arrogante sus diarreas mentales de extrema izquierda de signo político, mientras la más lista de la clase -Talegón- les hace un Kim Philby.
La verdad nos hará libres.