lunes, 8 de mayo de 2017

Barça, el equipo del régimen

Es sabido que cuando el presidente de EE.UU. tiene problemas de popularidad, o no puede resolver algún problema económico o social importante, el belicismo de este país contra cualquier otro aumenta exponencialmente; de la misma forma que se sabe que cuando algo no anda bien en Euskadi o Cataluña suele producirse un brote nacionalista. Obviamente, son recursos que utilizan sus autónomos gobernantes para desviar la atención de su incapacidad para satisfacer los mínimos estándares de bienestar que exigen sus gobernados, sin que les cueste el poder. Estrategias sencillas, resultadistas, impresionantemente populistas, y claramente encaminadas al control social, en las que los regímenes recurren a todos los instrumentos que tienen a mano para poder ponerlas en práctica; y ya es muy obvio que el Barça es uno de los instrumentos preferidos de los independentistas.

Se dice que el Barça es més que un club (más que un club), y se presupone que este lema se inició porque el Barça fue un símbolo de resistencia catalanista ante el franquismo. Eso nos han contado, ¿pero alguien conoce algún acto ‘heroico’ del Barça contra el franquismo? En serio, ¿exactamente cuál o cuáles? Desde luego, eso de dejarse pagar el Camp Nou, o llenar el palco de la burguesía enriquecida durante esa etapa, o tener una afición básicamente falangista, entre la que seguro encontramos a los familiares de Lluís Llach y Puigdemont, por citar solo algunos de la mayoría de independentistas actuales que ahora quieren redimirse por eso de su origen familiar franquista, no parece muy insurgente.


Alguien podrá decir que esto se debe al fusilamiento de Josep Suñol, pero ni siquiera eso parece demasiado razonable, pues su fusilamiento no se debió a ser el presidente del Barça, que era uno de los tantos cargos que ostentaba, sino más bien a su participación activa en actos de guerra en el frente de batalla de la Guerra Civil. ¿Por qué a nadie se le ocurre decir que fue fusilado por ser el presidente del RACC?

Y es que el Barça es farsa, igual de mitológico que la historia de Cataluña explicada por el Institut de Nova Història (Instituto de Nueva Historia); ese equipo que iba para el mejor de todos los planetas y siglos y que, al final, prácticamente, solo gana competiciones domésticas españolas, y eso si cuenta con los mejores jugadores del mundo; un equipo del que acaban huyendo los entrenadores; un club sancionado por los estamentos deportivos, con media plantilla defraudando a Hacienda y con todos los presidentes que ha tenido en democracia imputados por casos de corrupción.
¿Cuántos tratos del 3% se habrán cerrado en el palco del Fútbol Club Barcelona? Valors!
Hasta fechas recientes, todas estas cosas quedaban en segundo plano por los buenos resultados deportivos, pero ya se ha visto que a medida que el equipo ha ido perdiendo fuelle (sigue siendo un buen equipo, pero ya no se le tiene tanto respeto), y han ido saliendo a la luz pública sus diferentes escándalos gestores, se ha tenido que ir envolviendo cada vez más en la fea bandera de la estrella, hasta que finalmente ha optado por unirse al llamado Pacto Nacional por la Independencia (en realidad se llama por el Referéndum, pero ya se sabe los ‘problemillas’ que suelen tener los secesionistas con el significado de las palabras); eso sí, sin preguntar previamente a sus socios, que son los dueños del club ya que se supone que el Barça no es una sociedad anónima en la que manda un consejo de administración (se ve que alguien aún se lo cree), lo que incurre en una humorística comedia basada en pedir decidir y no dejar hacerlo. En fin, cosas de separatas.
A este paso que nadie se extrañe si al final el Barça acaba constituyéndose en partido político cuando se retire Messi y vuelvan ‘las oscuras golondrinas’, aunque tampoco hay que preocuparse demasiado porque, si para entonces Cataluña es independiente, seguramente jugará en la Liga Norte como homenaje a lo que siempre ha representado.


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