sábado, 21 de octubre de 2017
lunes, 11 de septiembre de 2017
Promesas del Este (de España)
Este post va a estar ‘en
construcción’ desde ahora hasta que termine la campaña del referéndum
secesionista, y pretende ser un recopilatorio de todas las promesas que nos van
a hacer los partidarios del sí a través de sus políticos, voceros oficialistas
y hampa varia, para dejar evidencia de las barbaridades, imposibilidades,
contradicciones, mentiras y hasta ensoñaciones, que están dispuestos a
vendernos para que votemos lo que los del pensamiento único quieren.
En realidad, este post
podría escribirse de un tirón, pues lo que nos van a prometer ahora no va a
diferir mucho de lo que ya nos prometieron para el 9N. A saber: con la secesión
vamos a ser una especie de Dinamarca, Holanda, o incluso Noruega, del sur (que
es algo así como a lo máximo que se supone que podemos aspirar aunque nadie
sepa exactamente qué significa); vamos a ser reconocidos automáticamente por
todos los organismos internacionales, incluida la UE y la ONU, y vamos a
permanecer en el euro, con lo que todo no es que vaya a ser igual que antes de
la secesión sino infinitamente mejor porque además contaremos con esos 16.000 millones
de euros contantes y sonantes que nos expolia España cada año. Con ese dinero,
cuyo cálculo no cuadra por ningún sitio (el Estado recauda un 19% del total en
Cataluña, por debajo del 20 % que representa el PIB catalán en la totalidad de
España, y destina el 16% que sí iguala el peso de su población), y que en todo
caso solo se conseguiría si Cataluña fuera exactamente igual que ahora formando
parte de España pero siendo independiente (es decir, formando parte de la UE,
la ONU, etc.), se arreglaría absolutamente todo por arte de magia, cerrando así
el círculo de lo que se supone que son Dinamarca, Holanda o Noruega, y ya no
solo no habrá, por ejemplo, paro, sino que los sueldos aumentarán
exponencialmente al tiempo que se reducen los impuestos, subirán las pensiones,
mejorará la educación, no habrá listas de espera en la sanidad, etc. (es decir,
se mejorará todo lo que los secesionistas han empeorado ejerciendo la autonomía
de que disponen).
Pero aún así, no se puede
escribir ‘del tirón’ porque hay que enlazarlo con las promesas que nos hagan
exactamente ahora. De esta forma, servirá de documento con base real irrefutable
del esquizoide pensamiento secesionista.
Empecemos, pues:
-Cataluña será admitida
de facto como miembro de pleno derecho en la UE y resto de organismos
internacionales.
Este es un tema fundamental
para los secesionistas, pues consideran que si con la secesión siguen formando
parte automáticamente de la UE no habrá distorsiones económicas y podrán
recibir esos 16.000 millones de euros que nadie sabe, con datos ciertos, de
dónde salen, que arregla todo.
Ya lo ha negado todo el
mundo en la Unión, pero ellos siguen insistiendo en esa mentira porque la
consideran importantísima, aunque la UE no sea el resto del mundo y obviando
que Cataluña vende más a Aragón que a Francia, su primer comprador
internacional.
-El Barça jugará la liga
española.
Es sabido que el Barça más
que un club es el equipo del régimen, por eso los secesionistas solo hablan de
él como si el club de defraudadores de hacienda representara a todo el deporte
catalán.
A mi, personalmente, me
importa una mierda donde juegue el Barça cuando si Cataluña es independiente,
porque me parece una gilipollez de cuestión. Ojalá juegue en Inglaterra o
incluso en Zimbawe, pero el caso es que para muchos estelados antiespañoles es
muy importante jugar en la liga española. Cataluña, menos que un club.
-Los catalanes mantendremos
la nacionalidad española.
Es bastante obvio que los
catalanes vamos a mantener la nacionalidad española pues es la única que vamos
a tener.
Aún así, en caso de
consumarse la secesión, es obvio que el resto de España tendría algo que decir
al respecto, es decir, esto no va a suceder porque lo digan los
independentistas, y, en caso de secesión unilateral, parece que el acuerdo no
será posible.
(por supuesto, se aprecian
todas las aportaciones a la lista de disparates que los secesionistas van a
intentar colar como argumentos al pueblo de Cataluña)
lunes, 21 de agosto de 2017
¿De qué puto éxito hablan los secesionistas?
(Quiero
aclarar que cuando hablo de Mossos me estoy refiriendo a los altos mandos de
este cuerpo policial autonómico que últimamente ha sufrido el descarado golpe de mando para convertirlo en una especie de policía política orwelliana al servicio de los independentistas, no a los agentes que son los auténticos héroes
y los que realmente merecen nuestro más sincero respeto y admiración, pues son
los que se juegan el pellejo ante individuos sin escrúpulos dispuestos a todo
para destruir nuestra forma de vida en libertad)
A medida que se van
conociendo detalles de los atentados de Barcelona y Cambrils, parece cobrar
fuerza la teoría de que los mandos político-secesionistas de Mossos d’Esquadra
ocultaron información de la explosión de Alcanar para no perjudicar a su puto
proceso de mierda.
Se ve que por eso trataron la
explosión de la vivienda del municipio de Tarragona como un asunto doméstico en
vez de cómo un tema de terrorismo, ya que en el primer caso la competencia la
tiene el cuerpo policial autonómico mientras que si se trataba de un asunto de
terrorismo los Mossos deberían haber dado parte al resto de cuerpos de
seguridad del Estado, que hubieran asumido la investigación.
Pero más escandaloso que la
creciente certeza de que si los mandos de Mossos no hubieran disfrazado la
explosión de Alcanar, aun siendo evidente de que se trataba de un laboratorio de fabricación de explosivos, se hubieran ganado unas horas cruciales de
investigación que podrían haber evitado los muertos de Barcelona y de Cambrils,
es que esos mismos secesionistas, sus cargos policiales puestos a dedo para
desobedecer las leyes, los cargos políticos secesionistas que tenemos por desgracia al frente de Cataluña, los cargos del entramado mafioso que les gravita, los perros que hacen de periodistas en esa
mierda de medios que sobreviven con dinero público que debería ir destinado a
políticas sociales, y a la gentuza de la calle y las redes que les revolotea
como moscas alrededor de la mierda aun sabiendo que están perjudicando
gravemente a Cataluña; lo que resulta más escandaloso, repito, es que esos
mismos secesionistas que quieren sacar rendimiento político incluso a los muertos provocados por su ineptitud gestora, se hayan puesto de acuerdo para repetir
como vulgares bots que la muerte de
14 personas ha sido un gran acierto que demuestra que Cataluña ya es un estado
independiente.
Si no fueran unos auténticos hijos de
hiena manipuladores de pacotilla, lo primero que deberían pensar estos gusanos
sin cerebro es que, justamente, si la Generalitat ha podido llevar a cabo todas
esas actuaciones tan ‘exitosas’, según ellos, es por la amplia autonomía que disfrutamos
en Cataluña, incluida la misma policía que, por lo demás, y por mucho
que quieran vender otra cosa, se debe al Ministerio del Interior y a las leyes
de España.
Si son tan independientes, no sé qué independencia piden, ¿o es que acaso son totalmente subnormales y no saben qué reivindican? Y es que resulta tan asqueroso comprobar que esos mismos de la estelada que hasta hace dos días decían que los Mossos eran una policía española plagada de expolicías nacionales y guardias civiles salen ahora presumiendo de policía de país independiente, que uno se da cuenta de que los secesionistas son los auténticos enemigos de Cataluña.
Si son tan independientes, no sé qué independencia piden, ¿o es que acaso son totalmente subnormales y no saben qué reivindican? Y es que resulta tan asqueroso comprobar que esos mismos de la estelada que hasta hace dos días decían que los Mossos eran una policía española plagada de expolicías nacionales y guardias civiles salen ahora presumiendo de policía de país independiente, que uno se da cuenta de que los secesionistas son los auténticos enemigos de Cataluña.
¿Pero de qué puto éxito
hablan estos secesionistas si saben de sobra que si no explota la casa de
Alcanar los terroristas hubieran hecho una escabechina brutal en Barcelona (quizá
el mismo 11-S) y que, aún así, consiguieron cargarse a 13 personas en el centro
de la capital del next state in Europe? De qué puto éxito hablan, ¿de que los terroristas se pudieran saltar los controles de seguridad y atentar también en Cambrils? De qué puto éxito hablan, ¿de ir a Ripoll a inaugurar la mezquita del imán que radicalizó a los terroristas a soltarles el discursito de que ellos serán
imprescindibles en el futuro nuevo estado? De qué puto éxito hablan, ¿de no hacer caso a las advertencias de un inminente atentado en Barcelona? ¿De no colocar los elementos de seguridad aconsejados? ¿De pactar con un partido, la CUP, que justifica el atentado porque dicen que es una reacción al fascismo capitalista? ¿De invitar a terroristas a dar discursitos en el Parlament?
¿De qué puto éxito me están
hablando los secesionistas?
Enlaces relacionados:
sábado, 19 de agosto de 2017
El terrorismo y los secesionistas
No hace falta echar la vista
muy atrás para confirmar que el secesionismo en España siempre ha estado más
bien al lado de los terroristas que de los afectados por el terrorismo.
Sin ir más lejos, los grupos
terroristas más activos en España durante estos últimos años han sido secesionistas:
ETA (vascos) y Terra Lliure (catalanes), a los que podríamos añadir Resistencia
Galega (gallegos), que continuamente han recibido la comprensión del propio
secesionismo político pues, no obstante, defienden las mismas tesis y hojas de
ruta.
No hace tantos días veíamos el
mediocre homenaje que desde las instituciones gobernadas por secesionistas se
les brindaban a las víctimas de Hipercor, en Cataluña. Y es que, tal vez, cabría
recordar a esos que tienen memoria histórica de pez que el actual gobierno procesista catalán está sostenido por la
CUP, un partido que justifica todos y cada uno de los atentados del Daesh bajo
la excusa de que son una reacción a la opresión de Occidente; o que Carme
Forcadell, la presidenta del Parlament de
Catalunya, y anteriormente también de la ANC, invitó al etarra Otegi al
Parlamento de Cataluña, y que fueron los propios medios de comunicación que viven
de las subvenciones concedidas por los secesionistas de la Generalitat, y sus
comentaristas o pitbulls estrellas, los que salieron en su defensa, ante las
críticas recibidas, catalogando al exjefe etarra como merecedor del Premio
Nobel de la Paz.
Por si alguien sigue
pensando que el nacionalismo catalán no trata bien a los terroristas
secesionistas, podemos recordar algunos cargos en los que han sido colocados varios
simpatizantes del terror, como el actual presidente de la ANC, Jordi Sánchez, o
el director de la encuesta CEO, Jordi Argelaguet.
No es descabellado suponer
entonces que, ante tanto compadreo con el terroristamo ibérico, los mandatarios
secesionistas hayan caído en un exceso de confianza pensando que los
terroristas de más allá iban a ser tan coleguitas con este pueblo tan oprimido como
el suyo, y no iban a atentar nunca aquí, a pesar de que Cataluña es una de las regiones con más riesgo de radicalización yihadista.
Debe ser por eso que no hicieron
caso al aviso de los servicios secretos españoles y extranjeros alertando sobre un inminente atentado en Barcelona, ni hicieron caso del Ministerio de Interior cuando aconsejó poner maceteros, bolardos, o elementos contundentes que
pudieran frenar el modus operandi que últimamente habían adoptado los islamistas
en las zonas de afluencia masiva de ciudadanos, o que por eso prefieren
conspirar alrededor de una buena paella en el apartamento de Rahola antes que
estar pendientes de la seguridad de los ciudadanos a los que dicen servir y
acudir a las reuniones del pacto antiterrorista.
Sí, tal vez todo este cúmulo
de despropósitos se deba a una desgraciada casualidad y no a la dejación de
funciones, pero lo que no es ninguna casualidad es que, desde que se iniciara
el llamado proceso independentista, la Generalitat haya relevado a los cargos de
la policía autonómica (y a otros funcionarios) que no estaban dispuestos a
desobedecer las instrucciones del Estado y poner en riesgo a los catalanes.
¿Es posible que los secesionistas de la
Generalitat (PDECAT, ERC y CUP) no hicieran caso de todas estas advertencias
porque pensaban que iban encaminadas a perjudicar a su proceso?
Enlaces relacionados:
domingo, 23 de julio de 2017
Las cloacas secesionistas
El pasado martes 18 de julio
de 2017, los secesionistas pudieron añadir un nuevo capítulo (esta vez en
formato audiovisual porque se ve que los tiempos cambian) a esos peculiares Protocolos de los sabios de Sión que
llevan años creando contra España y contra los españoles, y de los que, entre
otros, también forman parte los famosos Espanya
ens roba, o la penosa pero pretendida superioridad intelectual
(mantendremos las formas y aguantaremos la risa), que dicen poseer los de la
estelada respecto al resto de ciudadanos de la nación.
Se supone que el documental Las cloacas de Interior va dirigido a
destapar cierta corrupción policial (de otra forma no se entiende la inclusión
del caso GAL), pero lo que subyace, y así lo recalcan todos los medios que
viven de las subvenciones de la Generalitat que lo han comentado en sus
columnas, es la existencia de una trama policial específica para atacar a los secesionistas,
la famosa Operación Cataluña, afirmación curiosa por parte de los sherpas de
los secesionistas pues en todo el documental solo se cita una vez ese ‘concepto’
en boca de una periodista de Público que va dando su opinión sobre diversos
temas pero, como es propio de ese panfleto, no aporta prueba alguna. De hecho, losmismos policías que aparecen en el publirreportaje han negado siempre laexistencia de una ‘operación’ de ese tipo, y cabe recordar que la comisión de
investigación llevada a cabo en el Congreso, en la que también intervinieron
los salvapatrias estelados.
Las
cloacas de Interior es una especie de documental aburrido en
casi tres cuartas partes, y no aporta prueba alguna para demostrar lo que da a
entender. De hecho, todo lo que se dice es algo que ya sabíamos, que en algún
momento de los últimos años había salido a la luz pública, por lo que no se le
puede definir como documental de investigación sino a lo sumo como un vulgar
‘corta-pega’ de cosas inconexas colocadas donde más interesa.
Varias cosas llaman la
atención, aparte de eso: la primera, que el espacio de TV3, Sense Ficción (literalmente en
castellano Sin Ficción, aunque en
catalán juega con la sonoridad de Ciencia Ficción, es decir, que contrapone
algo inventado –ciència ficció- con
algo del todo cierto –sense ficció-.)
emita un documental en el que lo primero que se nos muestra sea un supuesto
alto cargo del Ministerio del Interior con el rostro cubierto como si fuera una
especie de Anonymous art déco, que no
da su nombre. ¿Quién nos asegura que en realidad no se trata del propio Puigdemont
con la voz distorsionada? Vale, entendemos que no es él porque habla un
castellano correcto pero el caso es que puede ser cualquiera, y eso, en periodismo
de supuesta investigación, es ciencia ficción no algo ‘sin ficción’. No es lo
único, parecido en gravedad es que solo se aporten las declaraciones de ciertos
expolicías a los que se les presupone cierta honorabilidad, que seguro que
tienen pero que también es posible que no tengan dado que no aportan pruebas
concluyentes, con lo que sus declaraciones se convierten en algo parecido a una
opinión, cumplimentadas con afirmaciones categóricas de una voz en off y ciertos
periodistas que siguen sin basarse en pruebas concluyentes sino en vulgares
conjeturas.
Seguramente, los expolicias
que aparecen en el documental son los grandes perjudicados de todo este show business, pues, partiendo de la
loable intención de denunciar cierta corrupción policial, son utilizados para
tratar de convencer de otra cosa no tan bien intencionada.
Como hilo argumental, Las cloacas de Interior muestra ciertas
grabaciones extraídas ilegalmente entre el exministro de Interior Jorge
Fernández y el Jefe de Anticorrupción en Cataluña, Daniel de Alfonso, en el que
se repite como en una especie de ruta del bacalao, con supuesta intención
informativa, el mismo run-run o fragmento de Trias por los motivos que se
expondrán más adelante.
No se entiende muy bien por qué
alguien se sorprende de que un Ministro del Interior hable de corrupción con un
jefe de anticorrupción, que no olvidemos que fue propuesto por los secesionistas corruptos
de Convergència. ¿No será que al entramado pujolero
le molestó que De Alfonso hiciera su trabajo y no se dedicara a tapar sus
escándalos y malas acciones, como por ejemplo sí hace el síndic de greuges casi vitalicio, Rafael Ribó? Todo es posible,
pero en todo caso: ¿pretenden hacer creer a alguien que solo en España un Ministro del Interior habla con un jefe de anticorrupción? ¿por qué dan a
entender (si no es para salvar el culo a algún corrupto) que no se puede hablar
de personas concretas? (según esa teoría, el Ministro del Interior no podría
preguntar sobre De Juana Chaos o sobre los líderes del ISIS al jefe de antiterrorismo).
Obviamente, que se hable de alguien en concreto no demuestra en absoluto la
existencia de complot contra todo un colectivo, a los que los corruptos siempre
han querido identificar con Cataluña entera, definiendo cualquier cosa que les
afecte como ‘ataques a Cataluña’.
Por eso, dejando de lado los
aspectos de baja calidad técnica, nulas aportaciones a lo que ya sabíamos, y cuestionable
producción, lo que parece claro es que los secesionistas pretenden utilizar este
publirreportaje como prueba incontestable de que todas las acusaciones de
corrupción que siempre han recaído sobre ellos son en realidad producto de una ‘guerra
sucia’, inventada por motivos políticos, que no se corresponde en absoluto con
la realidad. Debe ser por eso que han ordenado a TV3 que pague otra vez el mismo trabajo para poderlo emitir de nuevo este
sábado, y por eso el PDECAT pretende difundirlo como propaganda electoral en
sus mítines a favor del sí a la secesión.
En el publirreportaje se
habla básicamente de cuatro casos relacionados con Cataluña: caso Palau, cuenta
de Mas en Liechtenstein, los Pujol, y Xavier Trias; en el momento que se habla
de Andorra también se cita a Junqueras, pero contra Junqueras nunca se ha
llevado a cabo ninguna acción por lo que no se le puede considerar una
‘víctima’ de esa supuesta ‘guerra sucia’. Respecto a los tres primeros casos
citados, se han demostrado que sí son constitutivos de diversos delitos en
buena medida porque los propios afectados así lo han reconocido, por lo que
también se puede descartar que haya existido ‘guerra sucia’, en el sentido de
inventarse cosas contra ellos.
A los secesionistas, por
tanto, sólo les que quedaba el tema Trias y por eso lo utilizan como hilo
conductor de todo el reportaje, ya que no se le ha podido imputar directamente una
cuenta en Suiza (toda manipulación debe contener algo de verdad para que los
que están dispuestos a creérselo se puedan acoger a algo). De todas formas,
Trias no sale tan bien parado del documental como pretendían los secesionistas,
pues su argumento final es que no ha tenido a su nombre un número concreto de
cuenta y que eso se lo ha certificado el banco suizo UBS, aunque no tener un
número concreto de cuenta a tu nombre no significa que no puedas tener otros, y
también deja abierta la posibilidad de que ese número de cuenta concreto esté a
nombre de alguna sociedad y que esa sociedad esté a nombre de algún testaferro,
como suele pasar en estos casos (de ahí la dificultad de conseguir pruebas
contra los evasores reales de una forma totalmente ajustada a ley). Por otro
lado, parece algo sospechoso que UBS certifique que un no cliente no tiene una
cuenta a su nombre; si no es cliente, no es cliente y punto. No hay nada que
certificar… a no ser que le estés haciendo un favor a tu cliente certificando
tal cosa, y ya se sabe que el servicio principal que ofrecen los bancos suizos
no es guardar el dinero en una caja fuerte sino el anonimato, o impedir que
nadie pueda saber de quién es ese dinero y su procedencia.
Por lo demás, solo recordar
que UBS está acusada de blanqueo de dinero por al menos dos países democráticos
de la Unión Europea, como son Francia y Bélgica, con lo que se concluye que los
únicos capaces de certificar la honestidad de Trias es un banco condenado por llevar a cabo la mayor estafa financiera de la historia y el entramado mafioso
de CDC.
En el publirreportaje
también se intenta dar credibilidad al banco andorrano BPA, una entidad cerrada
por el Gobierno de Andorra a instancias del FBI.
El caso de De Alfonso es
bastante peculiar, pues cabe recordar que fue propuesto para el cargo por los
independentistas de Convergència (reconvertidos en Junts Pel Sí hasta que las
encuestas les sean más favorables y se atrevan a presentarse como PDECAT), y
que en el publirreportaje se le señala explícitamente como posible filtrador de
las grabaciones, que es lo que realmente se considera constitutivo de delito
pues en las altas esferas las grabaciones son habituales, lo que nos llevaría a
concluir que el que fue nombrado por los secesionistas filtró conversaciones con
el ministro para perjudicar a España como Estado, cosa que nos acerca más a las
cloacas secesionistas que a las cloacas de Interior. ¿No es posible que los
secesionistas filtraran las grabaciones para cargarse dos pájaros de un tiro?
La próxima vez que los de la
estelada pretendan manipular a la opinión pública catalana con el fin de excusar
su propia corrupción, tal vez deberían tener la decencia de contratar a un
director que no esté investigado por soborno por el FBI, como es el caso de
Roures, quien ha reconocido tener 3 cuentas en el paraíso fiscal de Singapur a nombre de Mediapro.
Muchas veces, para saber por
qué se hace algo, solo hay que preguntarse a quién favorece. ¿Y a quién ha
favorecido la emisión de Las cloacas de
Interior? Obviamente a Roures y a su productora Mediapro, que han hecho
caja y de paso han echado algo de mierda sobre sus competidores directos, lo
mismo que el diario Público, que ha ganado algo de notoriedad durante cinco
minutos tras haber fracasado siempre; a TV3, que por fin ha conseguido que la
vean alguno más que 3; a los corruptos, que han lavado su imagen con ese mar de
suposiciones sin pruebas, en buena medida ayudados por sus pitbulls y robots en
las redes, y resto de entramado mafioso entendido como ANC, Òmnium Cultural,
etc., que han sido los encargados de poner el grito en el cielo por lo
malísimos que son los que investigan a sus ladrones; y es esos mismos pitbulls,
o perros subvencionados, y al secesionismo moderado que se supone que existe
aunque siempre vote ultra, que por fin creen haber encontrado un argumento para
su causa.
Ya lo dice una de las frases
más comentadas del publirreportaje: ‘El sistema es tan corrupto que expulsa a
los decentes’… y ahí siguen los secesionistas apoltronados en el sistema.
En todas las cloacas hay ratas, sepa-ratas. |
domingo, 11 de junio de 2017
Eichmann y la Ley de Transitoriedad
Decía Hannah Arendt, la
reconocida filósofa alemana por sus estudios sobre el totalitarismo, que
seguramente el mayor éxito de los nazis fue conseguir que la mentira, la
infamia, que lo vulgar y lo que antes del nazismo era delito, poco ético e
inmoral, se convirtiera en lo inequívocamente aceptado por la sociedad (masa) alemana
como nueva ley legítima.
Tanto es así, que cuando Eichmann
fue juzgado –cosa que también hicieron los juzgados en Nuremberg-, se declaró
inocente de genocidio bajo la argumentación de que solo cumplía órdenes y leyes
y que éstas eran imposibles de no cumplir dado el carácter totalitario del
nazismo, y del riesgo que para la propia vida suponía el no obedecerlas.
En realidad, Arendt estaba
de acuerdo con Eichmann, pero solo porque le consideraba un mediocre incapaz de
conseguir el ascenso social que tanto ansiaba a no ser que obedeciera y
sirviera correctamente a quien podía facilitárselo, opinión que, por supuesto,
le supuso el linchamiento por parte de una sociedad judía que solo quería ver a
Eichmann condenado de la forma más estricta posible.
En cambio, Arendt no estaba para
nada de acuerdo con que Eichmann no tenía más posibilidad que hacer lo que le
ordenaran, pues, en la práctica, dice la estudiosa posteriormente nacionalizada
estadounidense, fueron pocos los germanos NO nazis condenados a muerte por no
implicarse con el régimen (hablamos de la gente que no participaba del nazismo,
no de la que llevaba a cabo una oposición activa), con lo que se abría una
auténtica posibilidad individual, de moral personal, de no cumplir los dictados
nazis si así lo rechazaba la ética del individuo.
Entonces, ¿cómo se pudo
llegar a aquella situación de aceptación, y sobre todo de obediencia, del nuevo
marco legal nazi por parte de la mayoría de alemanes? Pues como se comenta
antes, en el caso particular de Eichmann, porque los nazis simplemente
ignoraban a los no colaboracionistas para la vida administrativa, negándoles el
ascenso social, en una época en la que aún no se vislumbraba el desastre
alemán, antes que reprimirles y llevarles a la única salida que les hubiera
quedado: la de convertirse en movimiento ‘contrarrevolucionario’ o
desestabilizadora oposición interna.
Por tanto, que no hubiera
castigo por no ser nazi pero sí recompensa por serlo funcionó como buen
incentivo para atraer a un buen número de arribistas, y fue lo que hizo posible
el ensanchamiento de la base social gamada.
Algo parecido pretenden
ahora los independentistas en Cataluña con la aprobación de la secretísima Ley
de Transitoriedad, o de desconexión como se la conoce popularmente.
El grueso que conforma el
independentismo catalán es plenamente consciente de que ningún país democrático
permite la secesión de ninguna parte de su territorio, ya que una de las obligaciones
irrenunciables de cualquier Estado es precisamente la de mantener y defender su
integridad territorial. Saben que difícilmente van a recibir apoyos de ningún
país democrático en sus intenciones unilateralistas. Por eso, en un intento por
superar esta realidad, decidieron inventar conceptos no más complicados que un
eslogan de mercadotecnia con inexistente valor jurídico en ningún sitio, pero
que suenan bien a oídos populistas internos. A ver si a los demás también se
los cuelan.
Así, no ha sido difícil oírles
decir frases que ponen los pelos años 30 como la triste y célebre ‘voluntad de
un pueblo’, cuyo aspecto más relevante, por poner un ejemplo, es que no se
trata de la voluntad DEL pueblo, que obviamente significa otra cosa bien
distinta, sino de la voluntad de UN pueblo concreto anteriormente definido por
el establishment político
secesionista que por ahora gobierna en Cataluña, lo que constituye una nueva
muestra de que el movimiento independentista es tan intervencionista que se
acerca más a ser un movimiento fascista que revolucionario (y ahí tenemos a la ANC y sus sectoriales,
organizadas claramente al estilo del corporativismo social fascista). Ni que
decir cabe que los fascioseparatas
que definen qué es pueblo son los mismos
que definen qué es antipueblo, conformado
básicamente por todos aquellos que no se someten a sus ocurrencias.
Aún así, el secesionismo tiene
escaso éxito por el claro problema que supone encontrarse enmarcado dentro de
una de esas sociedades democráticas no opresivas, que no abundan tanto, en las
que ya se sabe que aunque puedas convencer a un porcentaje del pueblo (que
podríamos definir como populacho) para que se manifieste de forma festiva una
vez al año, con fiambreras cargadas con tortilla de patata, eso al final no
tiene por qué traducirse en una consecuencia política, ni aquí ni aún menos en
la China. ¿O es que acaso se ilegalizó el aborto cuando un millón de personas
lo pidió en la calle?
El independentismo se empeña
en que confundamos pueblo con populacho, y que éste está por encima de todas
las cosas, pero la cruda realidad vuelve a mostrarnos que el populacho no es
Dios sino más bien lo peor de cada familia que se reúne durante un rato bajo un
eslogan efímero, y que luego cada uno vuelve a lo suyo.
Por todo esto, dándose
cuentan de que su dialéctica torticera no les lleva a ningún sitio, excepto, quizá,
a conservar la confianza de alguno de esos ya de por sí convencido, ahora
pretenden ir un paso más allá y adaptar las leyes a su dialéctica, cuando apenas
representan el 48% de los votos conseguidos en lo que ellos mismo definieron
como plebiscito, gracias a considerar que una persona no vale lo mismo en
Barcelona que en Lérida (Lleida), pues se ve que eso de que las personas están
por encima de las leyes nunca ha sido motivo suficiente para reformar una ley
electoral que les favorece y sobredimensiona.
Siguiendo el esquema de
aprobar leyes ideológicas a su medida pretenden legislar ahora sobre cosas que
no les competen, o lo que es lo mismo, pretenden legitimar lo que es delito en
España -en base a una Constitución aprobada por la mayoría aplastante del
pueblo libre y soberano, y avalada internacionalmente por todas las
instituciones a las que pertenece España, ya que suponemos que de ser un país
fascista y antidemocrático nunca hubiera sido aceptado en estos círculos-. Y no
solo eso, sino que en otra vuelta de tuerca que ni Henri James, pretenden
convertir en delito no cometer el delito de saltarse la legalidad española, bajo
amenaza de estigmatización social y quizá de algo más como ya dejó entrever el Minister de Amenazas, Lluís Llach. Y es
que, al final, la Historia demuestra que todos los regímenes totalitarios
emplean estrategias similares porque esas son las únicas herramientas con las
que cuentan para imponerse a las democracias. Nazis, Putin, bolivarianos e
independentistas, todos actúan igual, dejando de lado el color ideológico y la
adaptación de las formas a los nuevos tiempos y contextos, pues el nexo común
es considerar al pueblo como un chiringuito particular que se puede conducir
por donde se quiera.
Con la Ley de Transitoriedad
se pretende que todos los catalanes actuemos como ese Eichmann, sin dudas
morales ante cualquier tipo de acto pues todo será consecuencia del Parlament, que al mismo tiempo obedece a
eso que se llama ‘mandato democrático’ -concepto, como siempre, solo aplicable
a lo que tenga que ver con la secesión, nunca con cosas por el estilo como de acabar
con la precariedad laboral, por poner un ejemplo-, y a esa voluntat d’un poble que en realidad es voluntad del control del establishment secesionista.
viernes, 12 de mayo de 2017
¿Por qué Gabriel Rufián odia tanto a C's?
Gabriel Rufián, el flamante
portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados cuando Tardà se lo permite, no pierde
ocasión para dejar claro que las dos peores cosas que le han sucedido últimamente
a Cataluña han sido Jordi Pujol y Ciutadans (C’s), curioso punto de vista si se
tiene en cuenta el trato que les dispensa a ambos en la realidad, pues mientras
que no parece tener demasiados problemas morales para pactar e incluso
fusionarse con el entramado mafioso que montaron los Pujol -es decir, la
antigua Covergència Democràtica de
Catalunya (CDC) ahora PDECat, y luego ya veremos-, con C’s no suele
reprimirse los escupitajos que les dedica sin contemplaciones a la menor
ocasión a pesar de no ser un partido de gobierno en ningún sitio de Cataluña
sino un simple aspirante muchas veces despreciado por los propios nacionalistas
que lo consideran un partido residual. Extraña conducta esa la de odiar cosas
insignificantes. ¿Algo patológico? Tal vez, o quizá simple falta de amor propio expresada
externamente con un cierto grado de delirios de grandeza.
Sabemos que lo de CDC lo
justifica fácil con el proceso (¿qué proceso?) y con la necesidad de llegar a
acuerdos transversales para sacar adelante esas leyes que lo único que tienen
de democrático es que están aprobadas por una mayoría, conseguida, como no, en
un supuesto plebiscito en el que los votos de todos los ciudadanos no valían
igual, muestra inequívoca de que los que quisieron pervertir el resultado y el
significado de unas elecciones al Parlament
buscaban únicamente y exclusivamente el propio beneficio, y eso poco tiene que
ver con el fomento del espíritu democrático que le quieren atribuir al proceso.
¿En eso quieren convertirnos ahora los independentistas a los catalanes?
Aún así, y ya incluso
perdonándoles lo de la corrupción (se ve que entre patriotas está mal visto
tener esas cosillas en cuenta, como también demuestran a menudo los de la CUP),
aún así, se supone que la independencia era para cambiar las cosas no para
eternizar a CDC o el nombrajo de turno que se pongan, y tampoco se entiende
mucho que una persona muy de izquierdas, como se le supone a Rufián, quieran
llevarnos a la independencia de la mano de los de Pujol, lo más parecido a una
especie de Margaret Tatcher barretinada
que hemos tenido por aquí, que recordemos no dudaban en pavonearse ante el PP
cuando privatizaban los servicios públicos a manos de la camarilla colega, aconsejándoles
hacer lo mismo en esa tercermundista ‘España’. Quizá es que para Rufián y el
secesionismo todo vale, razón más que suficiente para que una persona con
dignidad se aleje rápido de esa ideología.
En cambio, la opinión de
Rufián respecto a C’s ya se entiende mucho mejor, pues no hay que olvidar que Rufián es el
patético hijo de inmigrantes al que se le saltan las lágrimas cuando recuerda que
sus padres vinieron a Cataluña en busca de una vida mejor (snif, snif…). Patético porque da a entender que sus padres vinieron
a Cataluña a recibir subvenciones y no a esforzarse como seguramente hicieron.
No hace falta esforzarse
mucho para darse cuenta de que el chico es de estos que piensan que sus padres
no aportaron nada a Cataluña sino que solo fue al revés, lo que supone un
extraño concepto de ciudadanía solo comprensible, seguramente sí, por gente de
esa que también llega a ‘pensar’ que consideran que son las lenguas, y no las
personas que las hablan, las que tienen derecho.
Como no podía ser de otra
forma, parece que Gabriel Rufián tampoco tiene en cuenta que, cuando sus padres
llegaron, ya eran muchos los andaluces que habían creado una estructura
económica y social propia que fue la que le permitió una integración poco traumática
en la práctica.
Puestos a ser agradecidos
podría agradecérselo a Franco que era el que administraba Cataluña en esos
momentos, pero eso queda mal por lo que ha preferido ser asimilado por la
mitología-ideología romántica originaria de la burguesía catalana, la de los
auténticos amos de sus padres en colaboración con el franquismo (¿alguien podía
mantener su estatus e incluso mejorarlo durante el franquismo sin colaborar con
el franquismo?), y por eso odia a C’s, pues la mera existencia de este partido
le recuerda constantemente lo que pudo haber sido y ya nunca podrá ser: un
ciudadano catalán sin complejos y no una mera mascota del independentismo de la
que sobre todo se destaca que es un ‘castellanohablante e independentista’, lo
que supone una especie de autoxenofobia insólitamente cómica, algo así como
Michale Jackson queriendo ser blanco porque los negros no podían triunfar en
USA.
C’s, en cambio, es un
partido de catalanes modernos, sin complejos, que ya han superado los traumas
que se supone que hay que tener por la España antigua (son otros los que aún
hoy en día hablan de 1714, la Guerra Civil o Franco), y más aún sobre la
pleitesía que exige el ridículo y acientífico romanticismo catalanista plagado
de inexactitudes; los de C’s son básicamente urbanitas y ya no consideran que
se deba pedir permiso al amo para hacer nada, que ya no hay que ser unos
vulgares perros amaestrados del tradicional establishment
catalanista que siempre gobernó Cataluña porque siempre se adaptó a monarcas,
dictadores, y lo que hiciera falta para mantener su estatus, y que ahora se han
hecho secesionistas por esa misma razón, porque consideran que era lo que
tocaba, que era la próxima tendencia, sino que es un partido que se compone de
gente que quiere y debe sustituir a esos palanganeros de su propia mitología juegotronera.
Gabriel Rufián odia a C’s
porque C’s le planta cada día en la jeta la diferencia entre pedir permiso al
patrón para que le deje ser catalán o serlo.
Parecidos razonables |
lunes, 8 de mayo de 2017
Barça, el equipo del régimen
Es sabido que cuando el
presidente de EE.UU. tiene problemas de popularidad, o no puede resolver algún
problema económico o social importante, el belicismo de este país contra
cualquier otro aumenta exponencialmente; de la misma forma que se sabe que cuando
algo no anda bien en Euskadi o Cataluña suele producirse un brote nacionalista.
Obviamente, son recursos que utilizan sus autónomos gobernantes para desviar la
atención de su incapacidad para satisfacer los mínimos estándares de bienestar
que exigen sus gobernados, sin que les cueste el poder. Estrategias sencillas,
resultadistas, impresionantemente populistas, y claramente encaminadas al
control social, en las que los regímenes recurren a todos los instrumentos que
tienen a mano para poder ponerlas en práctica; y ya es muy obvio que el Barça es
uno de los instrumentos preferidos de los independentistas.
Se dice que el Barça es més que un club (más que un club), y se presupone que este lema se inició porque el Barça fue un símbolo de resistencia catalanista ante el franquismo. Eso nos han contado, ¿pero alguien conoce algún acto ‘heroico’ del Barça contra el franquismo? En serio, ¿exactamente cuál o cuáles? Desde luego, eso de dejarse pagar el Camp Nou, o llenar el palco de la burguesía enriquecida durante esa etapa, o tener una afición básicamente falangista, entre la que seguro encontramos a los familiares de Lluís Llach y Puigdemont, por citar solo algunos de la mayoría de independentistas actuales que ahora quieren redimirse por eso de su origen familiar franquista, no parece muy insurgente.
Se dice que el Barça es més que un club (más que un club), y se presupone que este lema se inició porque el Barça fue un símbolo de resistencia catalanista ante el franquismo. Eso nos han contado, ¿pero alguien conoce algún acto ‘heroico’ del Barça contra el franquismo? En serio, ¿exactamente cuál o cuáles? Desde luego, eso de dejarse pagar el Camp Nou, o llenar el palco de la burguesía enriquecida durante esa etapa, o tener una afición básicamente falangista, entre la que seguro encontramos a los familiares de Lluís Llach y Puigdemont, por citar solo algunos de la mayoría de independentistas actuales que ahora quieren redimirse por eso de su origen familiar franquista, no parece muy insurgente.
Alguien podrá decir que esto
se debe al fusilamiento de Josep Suñol, pero ni siquiera
eso parece demasiado razonable, pues su fusilamiento no se debió a ser el
presidente del Barça, que era uno de los tantos cargos que ostentaba, sino más
bien a su participación activa en actos de guerra en el frente de batalla de la
Guerra Civil. ¿Por qué a nadie se le ocurre decir que fue fusilado por ser el
presidente del RACC?
Y es que el Barça es farsa, igual de mitológico que la historia de Cataluña explicada por el Institut de Nova Història (Instituto de Nueva Historia); ese equipo que iba para el mejor de todos los planetas y siglos y que, al final, prácticamente, solo gana competiciones domésticas españolas, y eso si cuenta con los mejores jugadores del mundo; un equipo del que acaban huyendo los entrenadores; un club sancionado por los estamentos deportivos, con media plantilla defraudando a Hacienda y con todos los presidentes que ha tenido en democracia imputados por casos de corrupción.
Y es que el Barça es farsa, igual de mitológico que la historia de Cataluña explicada por el Institut de Nova Història (Instituto de Nueva Historia); ese equipo que iba para el mejor de todos los planetas y siglos y que, al final, prácticamente, solo gana competiciones domésticas españolas, y eso si cuenta con los mejores jugadores del mundo; un equipo del que acaban huyendo los entrenadores; un club sancionado por los estamentos deportivos, con media plantilla defraudando a Hacienda y con todos los presidentes que ha tenido en democracia imputados por casos de corrupción.
¿Cuántos tratos del 3% se
habrán cerrado en el palco del Fútbol Club Barcelona? Valors!
Hasta fechas recientes,
todas estas cosas quedaban en segundo plano por los buenos resultados
deportivos, pero ya se ha visto que a medida que el equipo ha ido perdiendo
fuelle (sigue siendo un buen equipo, pero ya no se le tiene tanto respeto), y
han ido saliendo a la luz pública sus diferentes escándalos gestores, se ha
tenido que ir envolviendo cada vez más en la fea bandera de la estrella, hasta
que finalmente ha optado por unirse al llamado Pacto Nacional por la Independencia (en realidad se llama por el Referéndum, pero ya se sabe los
‘problemillas’ que suelen tener los secesionistas con el significado de las
palabras); eso sí, sin preguntar previamente a sus socios, que son los dueños
del club ya que se supone que el Barça no es una sociedad anónima en la que
manda un consejo de administración (se ve que alguien aún se lo cree), lo que
incurre en una humorística comedia basada en pedir decidir y no dejar hacerlo.
En fin, cosas de separatas.
A este paso que nadie se extrañe si al final el Barça acaba constituyéndose en partido político cuando se retire Messi y vuelvan ‘las oscuras golondrinas’, aunque tampoco hay que preocuparse demasiado porque, si para entonces Cataluña es independiente, seguramente jugará en la Liga Norte como homenaje a lo que siempre ha representado.
A este paso que nadie se extrañe si al final el Barça acaba constituyéndose en partido político cuando se retire Messi y vuelvan ‘las oscuras golondrinas’, aunque tampoco hay que preocuparse demasiado porque, si para entonces Cataluña es independiente, seguramente jugará en la Liga Norte como homenaje a lo que siempre ha representado.
martes, 18 de abril de 2017
El excelentísimo diputado Ramón Espinar
Una de las características
del populismo consiste en sobredimensionar las desgracias ajenas y
proponerse a uno mismo como única solución posible a todas ellas. Luego, cuando este tipo de partido llega al poder, lo normal es que no haga nada o casi nada, pues sus recetas
milagrosas son en realidad inexistentes y sus políticas reales contraproducentes y
fracasadas. Es aquello que ya hemos visto tantas veces en la Historia de quitar a unos cabrones para poner a otros que van a acabar siendo
más cabrones aún.
Lo curioso del caso español
es que estos nuevos cabrones, perdón, esta nueva forma de hacer política, aún
no ha llegado al poder y ya está dando muestras de lo que nos espera si lo consigue.
Como ejemplo a destacar podríamos citar al ahora excelentísimo diputado podemita Ramón Espinar, al que, como a casi todos los dirigentes de su formación, no se le conoce oficio ni provecho alguno (excepto sus chulescas apariciones en La Sexta quejándose de todo sin proponer solución a nada), que gracias a su forma de proceder nos está dejado un buen repertorio de las más altas muestras de la hipocresía imperante en estos oportunistas que se creen la misma reencarnación de la voluntad del pueblo.
He aquí una pequeña muestra:
1. Problema de la vivienda: ¿Cuántas veces hemos oído a estos partidos poner el grito en el cielo por el precio de la vivienda, considerada por ellos un derecho fundamental?
Pues bien, ante esta
situación, se ve que, aparte de quitar las placas de los edificios de
protección oficial construidos por el anterior régimen (debe ser para que no se note demasiado
la irrisoria cantidad que se construye ahora que están ellos), al señor Espinar no se le ocurrió otra cosa mejor que especular con su vivienda de protección oficial (VPO) a la que tuvo acceso
antes que otros conciudadanos seguramente más necesitados y sin padres con tarjetas Black.
2. Refrescos azucarados:
Ante la cruzada que se ha iniciado en varios países europeos contra este tipo
de producto debido a los probables perjuicios que ocasionan a la salud, Ramón
Espinar, suponemos que con alevosía tratándose de una empresa norteamericana tan emblemática, propuso, entre otras cosas, eliminar la Coca-Cola del bar del
Congreso.
Poco después, como extraña forma de protesta, pudimos verlo bebiéndose un par de ellas en ese mismo bar. Todo coherencia, el chico.
Poco después, como extraña forma de protesta, pudimos verlo bebiéndose un par de ellas en ese mismo bar. Todo coherencia, el chico.
3. Pobreza (y desnutrición
infantil): Sin duda, nadie podrá discutir que no hay cosa mejor
para acabar con la desnutrición, al menos con la propia, que meterse entre
pecho y espalda una buena mariscada al grito independentista de 'Galiza ceive'.
Y es que, al final, de lo único que se va a dar cuenta el poder popular es de que la queja por la queja no es en realidad una reivindicación, y menos aún una solución a algo, sino simple marketing político del que algunos sí sacan provecho.
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